A continuació, anem a la Casa Cambó, actual seu de la patronal, però que durant l’inici de la guerra civil a Barcelona va ser ocupat pel sindicat anarquista CNT-AIT.

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Ante la puerta de la casa Cambó, la sede de la patronal catalana tan bien conocida por Eulalia, no había nadie. Entraron en el amplio zaguán donde sólo un portero uniformado, parapetado en una garita acristalada, le dio la bienvenida. El hombre, ya de una cierta edad, se puso en pie solícito, ajeno al caos en que en aquel momento estaba sumida Barcelona.

-¿Qué desean ustedes, señoras?

-¿No hay heridos aquí? –preguntó Eulalia mientras pensaba rápidamente en el modo de averiguar algo de su padre.

-¿Heridos? No, señorita. En realidad no hay nadie. ¿Las puedo ayudar en algo?

-Voy a subir a echar una ojeada, si no le importa.

-Pero ya le digo que no hay nadie. No sé si…

-Entretenlo un poco –murmuró al oído de Gloria, y luego se dirigió hacia la gran escalera. Estaba segura que a su improvisada compañera le parecería bien su estrategia. Subió al primer piso mientras Gloria, echando el brazo por los hombros del conserje, lo llevaba hacia la puerta explicándole en voz baja lo que estaba sucediendo en aquellos momentos. Hasta aquel lugar llegaba el sonido de los disparos y cañonazos, pero relativamente lejanos, como si todo el duro enfrentamiento entre los rebeldes y los leales a la República fuera algo ajeno.

Eulalia recorrió las dependencias del Fomento e incluso pudo entrar en la vivienda privada de Cambó, pero efectivamente allí no había nadie. Sobre la mesa de una sala de reuniones había montones de papeles y en un súbito impulso los revisó. Algunos eran notas tomadas a mano que en otro momento podría intentar descifrar, otros eran manojos de documentos escritos a máquina y en el hogar, incongruentemente encendido en pleno mes de julio, se consumían fajos de papeles. Siguiendo un impulso, metió en el macuto todos los documentos que pudo, aunque no sabía exactamente por qué. Infructuosamente buscó en aquella sala y en algunos despachos contiguos algo que le indicara que su padre había estado allí. Nada. Todo parecía estar abandonado precipitadamente, incluso sin acabar de quemar papeles que con seguridad eran importantes.

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Pasaron ante dos iglesias ardiendo y pocos minutos después Eulalia volvía a estar frente a la casa Cambó, como hacía siete u ocho horas, pero algo había. En la puerta había un nutrido grupo de milicianos armados, naturalmente, y una sábana blanca colgada del balcón principal llevaba pintadas las palabras CASA CNT-FAI. El edificio parecía estar igual que unas horas antes, incluso el mismo conserje le dio la bienvenida , pero ya no era un lugar abandonado, sino un hervidero de milicianos, obreros y personajes de todo tipo. Gentes cargadas con papeles, armas, comida o bebidas subían y bajaban por la escalera. Una gran bandera roja y negra colgaba de la barandilla y en una mesa improvisada que parecía sacadade las cocinas, un miliciano anotaba algo en un cuaderno ante un grupo de hombres que hablaban a gritos.

CASA CAMBÓ

Casa Cambó va ser construïda entre 1921 i 1925, a partir del projecte d’Adolf Florensa, l’edifici s’inscriu dins de la línia noucentista. Hi queden perfectament diferenciades dues parts: si bé als baixos i al coronament són notòries les referències clàssiques, la part central segueix els esquemes de l’Escola de Chicago. Si enlairem la mirada, veurem un veritable jardí sobresortint de l’últim pis, que correspon a la casa de d’antic propietari de la finca, Francesc Cambó (1876-1947), un dels fundadors i dirigent del partit nacionalista i conservador Lliga regionalista i ministre del govern espanyol sota la presidència d’Antoni Maura.

Font: La Barcelona monumental. Núria Casas; Lourdes Mateo. Edicions Proa 1995

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