La Biblioteca El Carmel – Juan Marsé recomana: Aquellos años del boom, de Xavi Ayén
Aquellos años del boom: García Márquez, Vargas Llosa y el grupo de amigos que lo cambiaron todo / Xavi Ayén.- Barcelona: RBA, 2014.
La capitalitat de Barcelona en el mapa de l’edició a Espanya és un fet que no admet discussió, ja Cervantes en parla al Quixot. El món de l’edició a Barcelona va viure un fenòmen que podem qualificar com a soprenent. Aquí es vivia en una dictadura que començava a obrir-se però no gaire, i la situació en altres països llatinoamericans no era gaire millor (sinó era, directament, pitjor) i això va fer que confluissin a Europa pràcticament tots els millors escriptors d’aquella zona. Molts estaven afincats a París, però per publicar venien a Barcelona, les editorials i els agents literaris (Carmen Balcells sobretot) els oferien l’ecosistema literari que necessitaven. Mentre la literatura en català maldava per sobreviure la literatura llatinoamericana va viure un dels seus millors moments, tot alhora a la Barcelona dels 60 i 70. El boom llatinoamericà, una generació formidable d’escriptors que van tenir per centre d’operacions la ciutat de Barcelona.
Barcelona, mi ciudad, se llenaría de escritores latinoamericanos en poco tiempo. Aquí vivirían los más importantes. Incluso los que tenían su residencia en otros países se impusieron como obligación el peregrinaje literario a sus calles con cierta periodicidad. Todo ello fue un fenómeno confuso y veloz que empezó, aproximadamente, en los dos años previos a mi nacimiento. Cuando vine al mundo y, sobre todo, un poco después, la ciudad se convirtió en un parque temàtico del boom, en cuyos estudios de trabajo se gestaban otoños de patriarcas mientras máquinas de escribir Olivetti fijaban negro sobre blanco el ondulante deambular de lúbricas visitadoras selváticas.
I un apunt sobre el final del boom, el cop de puny de Mario Vargas Llosa a Gabriel García Márquez el 12 de febrerde 1976 a Ciutat de Mèxic.
Los nudillos de la mano derecha de Mario Vargas Llosa aún laten. Fue un solo golpe, pero bien medido. Los amigos de ambos se mueven entre agitados y compungidos. Nadie tiene tiempo de pensar, hay un inquieto hormigueo humano, los comentarios brotan como espasmos y los rostros exhiben un catálogo de muecas. El mundo ha dado un giro. En ese justo momento acaba de romperse el boom.
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